Este verano, después de casi 20 años, el ejército americano dejó el Afganistán. Los soldados volvieron a sus casas, a sus familias. Parece como un final bonito de una historia terrible, ¿no? No. El fin de la estancia de los americanos resultó significar también el fin de la libertad y paz en mi país. Sobre los cambios que ha traído esta retirada voy a escribir en unas semanas. Ahora considero mencionar un poco el porqué de esta guerra y de que trataba.
El día 11 de septiembre 2001 Al Qaeda atacó a Estados Unidos, concretamente New York. Justo después, el presidente George W. Bush anunció, que por el hecho de que los talibanes no entregaron a los líderes de Al Qaeda, responsables por los ataques, los EE. UU. entraban a Afganistán por la justicia.
Después de derrotar a los talibanes, Estados Unidos y la OTAN intentaron a establecer una democracia y a reconstruir un Estado. Aparecieron primeros cambios, que daban la esperanza al futuro mejor. Se construyeron, entre otros, nuevas escuelas donde asistieron también las niñas, que era prohibido por los talibanes. Las mujeres salieron a trabajar y tomar parte en la vida pública. Crearon nuevos hospitales. Todo parecía que iba en buen dirección.
Mientras tanto los talibanes siguieron fortaleciéndose y en febrero de 2020, el gobierno de Trump firmó un acuerdo con los talibanes. ¿Resultado? La salida de todas las fuerzas estadounidenses de Afganistán para el 1 de mayo de 2021. Los objetivos principales de este acuerdo eran que los líderes afganos y los talibanes negociaran y crearan una nueva constitución, reducieron la violencia y que en general, llegarán al acuerdo.
Pero los talibanes preferían asesinar a funcionarios gubernamentales, periodistas y otras personas relacionadas con los derechos humanos. Luego capturaron Kabul y tomaron el control del país. Y lo que pasa ahora, ya es otra historia...
La fotografía presenta el ataque a Word Trade Center, www.rp.pl